Todavía recuerdo el final de esa charla. Iba en mi coche camino a casa pensando en lo que se había dicho esa tarde y todo era un brotar de ideas, sentimientos frustrados y como no, un querer hacer las cosas “como Dios manda”. Llegué a casa con la idea de ponerme a escribir, pero era tal el grado de excitación que tenía, que me lo pensé mejor y decidí dejarlo para otro momento.
Lo siento, pero hablar de vocación provoca en mí mil sentimientos que no soy capaz de controlar. Es como cuando a un cantante flamenco se le “hincha la vena”, querría hacer tanto…, pero a la vez es tan complicado, que creo que no podría soportar todo lo que siento si no fuera porque verdaderamente en mí hay vocación.
Bien, trataré de contestar a la pregunta a la que uno parece enfrentarse cuando pretende averiguar si su destino está o no vinculado con la vocación de enseñar.
• ¿Hay que tener vocación para enseñar?
Partiré dando una definición de vocación.
La vocación “(del latín: vocāre; llamar) es una forma de expresar nuestra personalidad frente al mundo del trabajo, del estudio, y todos los ámbitos, que se manifiesta como disposición "natural" al realizar ciertas actividades y a preferir determinados ambientes y contextos de actividad. Sin embargo, la vocación no es algo innato. Se puede englobar bajo la denominación proyecto de vida”.
Estoy totalmente de acuerdo con esta definición. Ante todo, creo que la vocación debe estar acorde con nuestra personalidad, formar parte de nosotros.
Tengo 38 años de edad y no puedo decir que toda mi vida halla estado pensando que “de mayor quiero ser maestra”. ¿Qué si me gustan los niños?, pues sí, pero ese no ha resultado ser la inyección que me impulsó a tomar la decisión de estudiar Magisterio (da igual si de Infantil, de Primaria o educación Social), pero sí puedo decir que gracias a las dificultades que he visto que tiene uno de mis hijos en el colegio (aunque en realidad es una desgracia para él) he tenido más claro que nunca que algo tengo que hacer al respecto.
Resulta indignante la falta de precisamente eso “vocación”, hay hoy en día en los colegios españoles. Todavía recuerdo una tarde a la salida del colegio. Alejandro salía con cara de no muy buenos amigos, me buscaba con la mirada, y cuando por fin me ubicó en el patio, se puso a llorar. Le pregunté que le pasaba, pero en ese momento se acercó una de las profesoras y me dijo que Alex se distraía mucho en clase.
En un principio me sentí algo decepcionada para con mi hijo, pero la profesora parecía querer seguir hablando conmigo.
- Tengo muchos niños en clase y no puedo estar pendiente de todos ellos. – me decía.
- Si no encuentro un mínimo de interés por su parte, quiero que sepas que no voy a estar detrás de él.
En ese momento no fui muy consciente de a lo que se estaba refiriendo dicha profesora, pero mi decepción era latente, fui todo el camino de regreso a casa pensando lo que me había dicho y como no encontraba coherencia en lo que escuché, decidí posicionarme en su lugar.
Si yo fuera maestra (da clases de Science) y viera que mis alumnos no prestan atención en mis clases, ¿qué postura tomaría?, ¿decidiría que me da igual, o por el contrario trataría de averiguar el porqué de esa actitud? En ese momento lo vi muy claro y toda la decepción que había sentido en un principio hacia mi hijo se transformó.
Simplemente no presta atención porque no lo comprende, y además su profesora, que en un principio debería estar al tanto de porque no comprende, en vez de arrimarse para preocuparse de porque tiene esa desmotivación, cada vez está más lejana “porque tiene muchos niños en la clase”.
Tengo otra hija que cursa quinto de primaria, se llama Paula. Desde comienzos de curso no paro de escuchar de su boca que en clase su tutor les dice continuamente que son el peor curso de quinto, que se siente decepcionado de cómo está evolucionando la clase…etc. Es muy triste que siendo gente joven, que hace relativamente poco estos mismos estaban el lugar de sus alumnos, arremetan así contra ellos. Les transmiten tan poco que incluso mi hija lloraba por las mañanas porque no quería ir al colegio.
También me pongo en el lugar de este profesor y no comprendo su manera de actuar. Pero lo peor de todo es que es la tónica de todos los profesores de ese centro. Solo se preocupan de que a final de mes tienen su sueldo y a final de curso tres meses de vacaciones. Vocación 0.
Pues eso es lo que me impulsó el querer estudiar Magisterio. Puedes ser mejor o peor maestro a ojos de los demás, pero si mantenemos la ilusión que tenemos ahora, mientras estamos estudiando, será muy difícil que una vez estemos cara a cara con los niños demos una imagen muy diferente a la que ahora tenemos, luchadores, emprendedores, motivados por aprender para luego enseñar y transmitir…
No debemos olvidar que trabajar con niños es todo un privilegio y que de nosotros depende lo que serán el día de mañana, de sus éxitos y fracasos, de sus alegrías y tristezas y sobre todo que estamos ayudándoles a ser personas.
Creo que con esto no hace falta que siga contestando a las demás preguntas. Esto es lo que soy y esto es lo que siento.
"UNA RETIRADA A TIEMPO ES A VECES UNA VICTORIA"
Yolanda Barrientos Prieto.
1º Magisterio de Educación Infantil A.
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